Ana Rubidia Chocooj ChutáUn peluche y un grito

Por Fernanda G. Marchant

Decenas de adolescentes se encuentran a las afueras del Hogar Seguro Virgen de la Asunción. Es la noche del 7 de marzo de 2017. Unas horas antes, cerca de cien escaparon del lugar. La Policía Nacional Civil captura a la mayoría con violencia física y verbal.

Durante aproximadamente nueve horas, las y los adolescentes son retenidos al exterior del recinto estatal. La adolescente Ana Rubidia Chocooj Chutá habla con la prensa. Aparece en cámara, de pie, detrás de ella se amontonan decenas de jóvenes. 

Viste un suéter azul, tiene el pelo recogido en un moño, las mejillas rojas, y una mirada triste.

“Hicimos un mini bochinche, pero es porque ya estamos cansadas de lo que estamos viviendo (…) queremos estar con nuestra familia. Bueno… yo soy una de las que no tienen familia”, dice la adolescente, mientras mira hacia abajo y abraza un oso de peluche. 

Está agitada. Hace unas horas escapó y ahora denuncia y alza la voz por sus derechos. Pero, sus ojos  son tristes.

“Este es mi… Esto lo anduve cargando todo el camino porque, aunque sea un peluche, lo amo con todo mi corazón”, dice sonriendo mientras lo abraza con más fuerza.

Ana Chocooj era de la aldea San Antonio en Quiché. Menos de 24 horas después de exigir justicia frente a una cámara, el fuego acabó con su vida y la de 40 de sus compañeras. Ana tenía 16 años.

 

Nota de edición: El 2 de noviembre de 2022 a las 9:40 horas se cambió la fotografía de este perfil, ya que se había publicado una imagen incorrecta. 

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