Celia María Samary López Aranda nació en Guatemala, un país en donde la violencia y el hambre son una amenaza para la mayoría de los niños y las niñas.
Aunque la esperanza de vida en este país de Centroamérica es de 74 años, ella murió a los 15. En Guatemala tres de cada 10 menores de cinco años mueren por enfermedades prevenibles.
Las principales causas de la mortalidad infantil son la neumonía y la diarrea aguda, la mitad de los niños con estas enfermedades están desnutridos y sus cuerpos no pueden defenderse.
En Guatemala uno de cada dos niños o niñas tiene desnutrición crónica.
Si un niño o niña le ganó la batalla a la desnutrición o se libró de morir por diarrea o neumonía, antes de llegar a la vida adulta debe sobrepasar otra amenaza: cada día en Guatemala mueren dos niños, niñas o adolescentes víctimas de la violencia.
Celia se había librado de morir por desnutrición, diarrea y neumonía; también evadió a la muerte en las calles violentas de Guatemala, estaba en un lugar llamado seguro, el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, ahí la muerte la atrapó.
Celia y sus compañeras estaban cansadas de las agresiones en el hogar, decidieron escapar, pero las pillaron y encerraron en un aula, eran 56.
La mañana del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el cuarto donde estaba Celia empezó a quemarse, las personas adultas que debían cuidarla se tardaron en abrirle la puerta, ella y 40 compañeras más murieron a causa de las quemaduras.