El 20 de octubre de 2016, una alerta Alba-Keneth fue publicada con la fotografía de Daria Dalila López Meda, quien en ese entonces tenía 15 años.
El documento informaba que desapareció en Amatitlán y la describía como una adolescente de “complexión regular” y estatura de 1.52 metros. En la fotografía posaba sonriendo, con expresión cálida.
Cinco meses después Daria volvió a aparecer en las noticias. Esta vez, por ser una de las 56 víctimas del incendio en el Hogar Seguro, y una de las 41 que murieron.
La mayoría de las menores llegaron al hogar porque venían de contextos vulnerables y violentos. Una vez dentro del lugar, según diversas denuncias, los maltratos eran continuos. A pesar de eso, se ha criminaliza tanto a las víctimas, como a sus familias.
En 2019, un trabajador estatal presentó una denuncia en contra de las 15 sobrevivientes, acusándolas de ser las responsables de la muerte de sus compañeras: en total denunció 19 delitos como incendio, daño agravado y lesiones graves.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) confirmó la estigmatización que sufrían las adolescentes por parte del personal del hogar. Eran consideradas “peligrosas” y eran castigadas por eso.