Candelaria Melendrez Hernández. En espera de una familia.

Por María José Longo Bautista

El 14 de marzo de 2017 el Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala, buscaba a los familiares de Candelaria Melendrez Hernández, una de las adolescentes que murió en el incendio del Hogar Seguro Virgen de la Asunción el 8 de marzo de ese año.

Seis días después de la tragedia, el cuerpo de Candelaria continuaba en la morgue, mientras el instituto forense, a través de los medios de comunicación, trataba de encontrar a su familia para devolverle a la adolescente.

Candelaria tenía 17 años, el pelo negro, tez morena y ojos rasgados. Posa en una foto con semblante serio y determinado. 

Mientras buscaban a sus familiares, ella, sin vida, estaba junto a los cadáveres de Iris y Kimberly, dos niñas que también tenían quemaduras y quienes habían sido sus aliadas para fugarse el 7 de marzo de 2017 del hogar en donde sufrían diferentes tipos de agresiones. Las atraparon y las encerraron en el cuarto donde el 8 de marzo prendieron fuego.  

Candelaria no alcanzó la mayoría de edad, nunca acudió a un centro de votación para elegir autoridades en su país. La mataron antes, mientras estaba al cuidado del Gobierno de Guatemala. Sus sueños y metas quedaron en eso, en sueños y metas. 

Familiares de Candelaria se enteraron del llamado que hizo la morgue y confirmaron la muerte de la adolescente. Recibieron el cuerpo, la despidieron por última vez y la enterraron.

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