Cuando Keila tenía 11 años era la única mujer de un equipo infantil de fútbol de la ciudad de Guatemala. El público la ovacionaba por su destreza y ella le dedicaba los goles a su mamá. Era fanática del Barcelona y se comparaba con Messi.
Además de triunfar en el fútbol, a Keila Rebeca López Salguero le gustaba saltar sobre los charcos y bañarse bajo la lluvia. Cuando el agua empezaba a caer, la niña salía al patio de su casa con champú y jabón para bañarse bajo la lluvia.
Keila quería migrar a Estados Unidos para estudiar y convertirse en policía, pues decía que en Guatemala los policías eran corruptos. Soñaba con tener una casa con piscina y cancha de fútbol.
Aunque Keila creía en sí misma y que lograría lo que se propusiera, no pudo ser una futbolista profesional, tampoco logró migrar, tener piscina o ser policía. No volverá a bañarse bajo la lluvia porque murió el 8 de marzo en el incendio del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, cinco días después de cumplir 17 años. Ella estaba al cuidado del Estado.
Keila nació prematura. Cuando Elida Salguero, su madre, tenía cinco meses de embarazo tuvo una amenaza de aborto, pero la niña luchó y nació a los sies meses. Pesó cuatro libras con 10 onzas y cuando ingresó a preprimaria ya sabía contar de 1 a 100.
Era la segunda de tres hermanos. Y cuando sus padres se separaron, ella quedó en medio del conflicto de la pareja. Esto cambió su personalidad y con la adolescencia empeoró, empezó a cortare los brazos, era violenta y estaba a la defensiva.
Keila tenía una personalidad fuerte, decidida, carismática y cariñosa. Era creativa y sensible, no olvidaba las ofensas con facilidad. Le gustaba la adrenalina, tirarse de toboganes, subirse a columpios gigantes, quería saltar de un paracaídas.
Elida Salguero la crió 14 años, después Keila decidió irse a vivir con su padre, antes de que eso ocurriera le regaló la pandereta que apreciaba y que usaba cuando era danzadora.
“Cuando tenía que dejar de comer por mis hijos, lo hacía. Me dolió mucho cuando decidió vivir con el papá. La determinación de la niña la respaldó un juez. Las personas me juzgan y nos señalan a ella y a mí, sin saber lo que vivimos”.
Después de la tragedia Elida la soñó, en el sueño ella y su hija se reconciliaron.