Cuando Melani Yanira De León Palencia era bebé, su padre murió. La pobreza pronto agobió a su madre, que decidió migrar de Retalhuleu, en Guatemala, a México. Cuando logró llegar a ese país, consiguió un empleo, pero perdió comunicación con su familia.
La niña quedó al cuidado de la abuela materna, quien recolectaba basura para alimentarla. La anciana la dejaba sola en la casa y aunque le advertía que no saliera, la niña era traviesa y lograba reunirse con sus amigos para jugar en la calle.
Una organización no gubernamental la encontró un día corriendo con otros niños y denunció que estaba abandonada. La abuela le explicó al juez que la niña se quedaba sola en la casa mientras ella trabajaba, pero la justificación no fue suficiente. Melani fue enviada a un hogar de protección en Quetzaltenango, en donde vivió más de cinco años, hasta que la acusaron de matar a un gato y la trasladaron al Hogar Seguro Virgen de la Asunción como castigo.
La madre de Melani logró regresar a Guatemala y se reencontró con sus familiares, que la habían dado por muerta. Cuando volvió, le contaron que su hija estaba en un hogar de protección. Quiso ir a ver a su hija, pero no tenía dinero para viajar a Ciudad de Guatemala.
Melani fue una de las 41 niñas que murieron a causa de un incendio en el Hogar Seguro. Murió a los 15 años. Nunca volvió a ver a su madre.